Reyes para Inés
Regalo de José Luis Campal y Aurora
Las nanas o canciones
de cuna –en esencia, mimos que se le dicen al bebé con voz suave y dulce para
que se relaje, duerma o simplemente experimente la placidez vivida en el seno
materno–, o añadas como las llamamos en Asturias (el verbo añar ha sido muy empleado
por nuestras madres y cuidadoras), tienen tal vez uno de sus orígenes o
momentos cumbre en la popularización de los villancicos. Es el caso de la
siguiente nana, protagonizada por el niño más famoso de la tradición cristiana,
recogida en Zaragoza a mediados del siglo XVIII y donde se habla de la llegada de los Reyes
Magos:
Corderillo blanco
que durmiendo estás,
déjate, bien mío,
déjate arrullar.
Si te duermes, dueño mío,
yo te quiero despertar,
pues vinieron desde Oriente
los tres Reyes a adorar.
No te duermas, mi vida,
no te duermas, mi cielo,
a la yo, yo, yo,
que te arrullo yo.
¡Qué bonita está la niña!
ResponderEliminar¿Quién no cantara tal beldad,
quién no escuchara su dulce respirar?
Hala, güeli, a sonarte en los baberos.